Mi primera cámara digital fue la ya obsoleta Nikon D70. Lo elegí porque ya estaba disparando con cámaras de película y objetivos Nikon y no tenía ganas de comprar un sistema completamente nuevo. Hace unas semanas, mientras disparaba con mi Lens Baby en la D70, me di cuenta de que obtenía una imagen negra sólida con una línea rosa/roja difuminada en la parte superior. Parece que después de casi 7 años de uso, mi D70 había pasado finalmente al purgatorio de las cámaras digitales.
Eso también significaba que ya no tenía una buena cámara de reserva, lo cual es una situación inaceptable para alguien que tiene un trabajo fotográfico de pago de vez en cuando. Si mi Nikon D300 se me estropeara alguna vez, me quedaría en la estacada hasta que pudiera permitirme arreglarla o sustituirla. Así que una buena cámara de seguridad era una necesidad absoluta.
Me hubiera gustado tener una segunda D300 o D300so se ha trasladado a un D700 y relegó la D300 al estatus de reserva, pero la economía no ha sido tan buena conmigo. Tenía que encontrar algo que pudiera ofrecer imágenes de calidad pero que no rompiera mi escaso banco.
Después de mucha investigación (y de comprobar los números en la cuenta bancaria), decidí que, dado que me seguían gustando mucho las imágenes que producía la buena y vieja D70, sería feliz con una de las de menor nivel de la línea Nikon y me decanté por la Nikon D3100.
El siguiente paso de 2011 es reparar mi objetivo Tamron 70-200 f2.8.
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